Por tu Salut!

El mejor piropo que me dijeron en la vida fue hace muy poco, después de conversar un rato sobre algunas cuestiones del diario vivir, un amigo muy querido me dice: “la verdad Lore, tú tienes una salud mental del carajo”!!!! 

En ese momento me sentí la mujer más especial del mundo, un mujeron de esos que paran el tránsito y todo el mundo se voltea a mirar, pero enseguida recapitule y retrocedí al momento en que no era tan así, en el momento en que mi mente me tejía algunas trampas y yo incauta, caía en casi todas.  

A ver, sufrí mi vida entera de ansiedad, una ansiedad que funcionaba como un filtro que todo lo afeaba, no me permitía ver las cosas tal cual como eran y mis pensamientos intrusivos me ganaban casi siempre la batalla. 

Como nací con ansiedad, porque la recuerdo acompañándome hasta en  el kinder, logré ser funcional. 

Pero siempre sufrí de ansiedad generalizada sin saberlo, claro. Para mí todas las personas, algunas más y otras menos, tenían en sus cabezas enjambres  parecidos…

Pero tuvo que pasar algo en mi vida tremendamente fuerte y doloroso, para que la ansiedad se disparara a un nivel en que el ya no podía ser tan funcional. 

Y muy rápidamente tuve que entender que si no resolvía este temita pendiente con mi mente, no iba a poder accionar con coherencia y ayudar a mis seres queridos como la situación lo ameritaba. 

Así como en los vuelos que recomiendan que primero te pongas a salvo y luego ayudes al resto, así me tocó a mí. Pedí ayuda y la recibí de inmediato comencé terapia, hasta el día de hoy y en ese momento tuve que acompañarla de un tratamiento psiquiátrico que duró un tiempo, de ahí en más comenzó un hermoso proceso, un camino que cada vez que lo evoco, me emociona hasta las lágrimas. 

Por eso, ese piropo tan bello de mi amigo, disparó una reflexión…en mi caso, mi salud mental no es innata, un golpe de suerte, no es original de fábrica, no es gratuita, al contrario es muy, muy, muy trabajada. Diariamente soy consciente de darle a mi salud mental el espacio que se merece, que no es más ni menos que el primer lugar. Es prioridad. Para mi salud mental siempre hay recursos, siempre hay tiempo, siempre hay ganas. 

Por mi salud mental tuve que incorporar muchos nuevos  hábitos, cambiar rutinas, modos de trabajar, de relacionarme, mandar al carajo viejos patrones, creencias limitantes y alejarme incluso de algunas personas y ciertos grupos, cuesta, no, no es gratuita.

Cuesta y no solo hablo de dinero. Cuesta trabajo, cuesta esfuerzo, duele además, porque hay que reconocer que no hay culpables y que “la fiebre no está en la sábana”, hay que ser valiente y honesto sobre todo y asumir lo que nos toca. 

Pero una vez que sentimos que nuestra vida es atravesada por una especie de coherencia entre el sentir, el pensar y el hacer, oigan esto, no hay retorno, no hay forma que queramos volver atrás. 

El que desandó la ansiedad puede entenderme y el que no, imagínense una sensación de plenitud enorme, como sacarse de encima una mochila cargada de piedras. Es un real FloreSer, así se llama el centro de terapia multidisciplinar que me acompaña desde el 2020 y los que me conocen y me aman, aman a Carolina, mi psicóloga argentina, que siempre está cerca, aunque la consulta sea online. 

Entendí que en el afuera siempre habrá dolor, enfermedad, duelos, cada quien súmele y agregue lo propio, este texto es de todos, pero dentro, en nuestro interior, gobernamos nosotros y la batalla es proteger nuestra paz, esa que una vez que la conquistamos no querer volver a perder. 

Porque, obviamente, no pude escoger que no me sucedieran las cosas, pero si pude escoger correrme del rol de víctima, de resentida, de ingrata y cambiar el miedo por el  amor, parece frase barata de autoayuda, lo sé, pero no tengo otra manera de decirlo, es eso, amor primero hacia mi misma y amor por mi vida, pero no por la vida perfecta, o por la que tenía y ya no está, o la vida que planifiqué y se fue a la mierda, no, sino por esta vida, la real, la que es y la que tuve que re armar mientras me re armaba, una vida con pérdidas, con dolor, con enfermedad y con duelo. 

¿Cómo puedes? me preguntan muchos, bueno, supongo que así es que puedo, trabajando todos los días por mi salud mental, puede sonar egoísta caminar en la naturaleza al despertarme, meditar dos veces al día, asistir  religiosamente a las  sesiones con la genia de mi terapeuta que no me soltó jamás, podría parecer egoísta estar tan pendiente de ir detectando y evitando los estresores que podrían disparar la ansiedad nuevamente, hacer ejercicio, rodearme de personas muy luminosas, sabías y agradecidas, hacer lo que toca,  de la mejor manera en el momento que me toca sin discutirle a la realidad, no me resigné simplemente me rendí y la acepté. 

Así logré, hasta ahora, que el dolor no me quiebre y que este proceso me ayude a evolucionar hacia lo que en definitiva, todos anhelamos, que es poder conocer en este plano el verdadero amor incondicional, que es muy fácil jurarlo en un altar o ante un juez, pero vivirlo y vivirlo en plenitud y alegría, pase lo que pase, es otra cosa muy diferente. 

Soy, además de todas las cosas chulas que ustedes ven en mis redes sociales, soy, desde hace algunos  años ya, cuidadora de Germán, mi compañero, que padece una de las demencias más crueles, que es la Demencia de Cuerpos de Lewy. Tocó duro si. Nos tocó duro como familia y tocó como artistas que somos hacer de esta mierda de enfermedad algo bello. Porque esa es nuestra naturaleza, crear belleza, aún con la miseria y el dolor. 

¿Entienden por que tenía que sanarme?  para poderlo cuidar, para acompañar a mis hijos, para asumir roles que jamás pensé que me tocarían, para ser una buena compañera durante esta enfermedad que no da tregua. 

Hoy en el Día Internacional de la Salud Mental  comparto mi testimonio para que ojalá resuene a quien lo necesite y puedan comprender lo valioso de pedir ayuda, la pandemia nos enseñó que la salud mental ya no es un tabú y si bien es costosa, hay opciones donde ofrecen servicio a precios accesibles, además vivimos en un país de gente buena, empática, generosa, sé que hay muchas manos dispuestas a ayudarnos, no tengamos reparo en pedir y recibir ayuda. No se queden padeciendo algo que no les pertenece y reduce al mínimo su calidad de vida, ya siempre hay salida. 

Mientras el estado, madura y va viendo cómo incluye la salud mental en sus programas oficiales, nosotros manténganse a salvo. La salud mental debe ser nuestra mayor prioridad y luego, todo lo demás, se irá alineando. Créanme, yo suelo hacer muchos cuentos, vivo del cuento literalmente pero esto, lamentablemente, no es ficción, de todo lo que escribí hasta ahora, es lo más cierto y se los comparto  desde mi corazón. 


Por Lorena Oliva, actriz, dramaturga y directora teatral (República Dominicana)

Romper el Círculo

El presente se trata de un análisis multidimensional de la película Romper el Círculo escrita y producida por Coleen Hoover.

Es una trama en la que se puede identificar claramente un proceso de evolución personal, en el cual la protagonista, Lili Bloom, habiendo crecido en una familia disfuncional, logra aprender de sus experiencias dolorosas reconociéndolas, aceptándolas e integrándolas, para luego transformarse y elegir con mayor consciencia crearse una vida más responsable y amorosa.

La película muestra de una manera excepcional el mecanismo de disociación que experimenta Lili, mediante el cual no logra identificar con claridad la violencia instaurada en la dinámica vincular, hasta que el impacto de la intensidad del último acto violento experimentado la ayudó a hacer consciente lo que estaba viviendo, y le brindó el impulso suficiente para poder correrse del lugar en el que venia habitando. Asimismo, habiendo transcurrido el tiempo, Lili logra aceptar todo lo que había estado experimentando en el vínculo con su pareja y puede tener un acercamiento hacia él desde un lugar más amoroso.  Un lugar en el cual había logrado reconocer todo lo que sus padres no habían podido resolver y cómo ella estaba repitiendo las mismas dinámicas. Desde allí, pudo manifestarle a su ex pareja, con quien acababan de ser padres, que ella no seguiría repitiendo el círculo de violencia, y que principalmente, decidía hacerlo por la hija recién nacida.

Lili pudo trascender sus inseguridades, los fantasmas originados por su propia historia familiar, aceptar lo que sus padres no pudieron hacer con ellos mismos, la manera disfuncional en la que ella misma se estaba vinculando y transformarse de manera resiliente, para poder crearse una vida más amorosa, hacia ella, su hija y todos los demás.

Es una película que habla de cómo se puede trascender el ego para vivir de un modo más amoroso y muestra con claridad dicho proceso de transformación. No habla de victimización, no habla de culpables, solo de responsables y elecciones conscientes.

Es verdad que hay momentos en los que los mecanismos defensivos, tales como la disociación en este caso, generan distorsiones cognitivas mediante las cuales es casi imposible poder reconocer lo que se está experimentando. Pero también es verdad que cada experiencia es perfecta para el momento del presente que se esté transitando, sin tener que ser evaluadas como positivas o negativas. Lili sufrió violencia física, emocional, ambiental y sexual por parte de su pareja, pero él no podía hacer algo diferente y ella lo eligió y sostenía el vínculo porque tampoco podía hacer otra cosa en ese momento. Quizás la violencia tuvo que ser de mayor impacto para que ella pudiera reaccionar, quizás su pareja tuvo que transitar por toda esa experiencia para entender su impulsividad, quizás la hija tuvo que nacer para traer información que el transgeneracional no estaba vislumbrando.

Cuando de violencia de género hablamos, hay una instancia en la que nadie puede hacer por los involucrados, lo que ellos no pueden hacer por ellos mismos. Los familiares o amigos pueden denunciar, intervenir o acercarse a brindar su ayuda, pero la dinámica se seguirá repitiendo en tanto y en cuanto los involucrados no puedan hacer su proceso interno de transformación. La pareja puede separarse, alejarse, pero sus integrantes seguirán repitiendo la historia con otras parejas o en otros ámbitos, hasta tanto ellos mismos no logren realizar un cambio de posicionamiento interno.

La salida siempre es hacia adentro, es decir, hacia la conexión con nuestro ser interior, con el amor que somos. El proceso es aceptar la propia historia, integrarla con amor, elegir con consciencia vivir en coherencia interna y vincularse siempre con uno y los demás desde la intención más amorosa que sea posible en cada presente.

Incrementa tu bienestar a través de la gratitud

Desde pequeños se nos enseña que cuando recibimos algo debemos dar las gracias, y la explicación generalmente, es que es una cuestión de sensibilidad y respeto hacia los demás. Pero no se nos ha explicado conscientemente por qué la práctica del agradecimiento puede ser de fundamental importancia para experimentar una vida en bienestar.

Etimológicamente la palabra gratitud proviene del latín gratitudo, que es la cualidad del gratus (agradable, bien recibido, agradecido). De la misma raíz latina proceden las palabras, gracia, agradar, agradecer, grato, ingrato, gratis, congratular. La Real Academia Española define la palabra gratitud como sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio a favor que otra le ha hecho o ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera.

La Organización de Naciones Unidas, haciendo foco en lo que denominan “La Ciencia de las Habilidades” promueve a la gratitud dentro de un conjunto de lo que denominan Super Habilidades, las cuales los adultos debemos inculcar a nuestros niños. Explica que la cualidad de ser agradecido, consiste en apreciar los aspectos (no materialistas) de la vida y la voluntad de reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional. Y que se trata de una emoción fuertemente relacionada con la salud mental, la satisfacción vital, el optimismo, la autoestima, las relaciones sociales y la felicidad que perdura a lo largo de la vida.  Asimismo, que es una habilidad esencial para lograr el autoconocimiento y la autogestión.

El psicólogo estadounidense Robert Emmons, que se dedica al estudio del bienestar emocional, le otorga gran importancia al estudio de la gratitud y la define como un estado afectivo-cognitivo típicamente asociado a la percepción de que uno ha recibido un beneficio personal que no es merecido ni ganado, y que se debe a las buenas intenciones de otra persona.

Menciona que la gratitud tiene tres características principales:

  1. Es una afirmación de que hay COSAS BUENAS (beneficios, regalos) que hacen que la vida sea buena.
  2. El reconocimiento de un benefactor a quién darle las gracias. Reconocemos que la fuente de la bondad está fuera de nosotros y que la persona agradecida percibe que no tiene derecho a exigir aquello que le fue otorgado, que no hizo nada para recibirlo, por lo que el beneficio solo puede ser atribuido a las buenas intenciones del AGENTE EXTERNO. (Mérito inmerecido)
  3. Para poder sentirse agradecido es importante percibir el beneficio como un REGALO, la cognición de que podría no haber recibido ese beneficio y que por lo tanto, he sido beneficiado de un modo gratuito; transforma el reconocimiento de una posesión cualquiera en una vivencia de gratitud.

Por otra parte, el filósofo y psicólogo estadounidense, Martín Seligman, que estudia el constructo de la felicidad y el bienestar desde la corriente de Psicología Positiva, explica que la gratitud consiste en ser consciente de las cosas buenas que suceden, nunca darlas por sentado y tomarse el tiempo para expresar el agradecimiento.

Hay muchos estudios que intentan analizar cómo impacta en nuestro cerebro el estado de gratitud, y en la actualidad sabemos que reduce la actividad de la amígdala, que es la encargada de responder ante el miedo y la ansiedad, que activa el sistema de recompensa, que libera los neurotransmisores dopamina y serotonina y que activa zonas que involucran el placer, conceptos sociales y respuestas emocionales.

Podemos observar que en todas las definiciones mencionadas, como en los estudios científicos, la gratitud involucra la sensación de algo bueno o placentero, la interacción social, y las emociones positivas.

Cuando nos sentimos agradecidos lo que hacemos es poner la atención en un estado de abundancia, en aquello que obtuve. Ponemos el foco en un aspecto valorado como positivo, y este acto colabora en que habitemos un estado de ser más amoroso. Desde los estudios de la física cuántica que se dedican a tratar de interpretar cómo es que creamos nuestra realidad, ponen especial énfasis en esta habilidad. Asimismo, nuestro Sistema de Activación Reticular, que está conformado por diferentes zonas del cerebro que se activan para filtrar la información de la que somos conscientes, del total de la información que recibimos de nuestro entorno solo se hace consciente del 0,1% por eso es importante dónde poner el foco, ya que nuestras creencias afectan nuestra percepción del mundo que nos rodea. Aquello que creo, es dónde llevaré mi atención, mi energía y crearé mi realidad.

¿Qué pasaría si pudiera poner el foco cotidianamente, en todos los aspectos positivos de mi vida, en todo lo que tengo a diario, minuto a minuto? Me estaría creando un estado de gratitud. Ya no se trataría simplemente de agradecer cuando recibo algo, o me siento beneficiado por algo, sino que experimento la vida en total gratitud. Todo es un regalo, incluso la vida misma.

A continuación te propongo unos simples ejercicios para que puedas empezar a poner en práctica esta habilidad conscientemente y puedas reconocer los beneficios que generan con tu propia experiencia.

EJERCICIOS:

Lo que salió bien: escribe tres cosas todas las noches que consideres haya salido bien durante ese día y el motivo por el cuál salieron bien. (qué y por qué)

La visita de gratitud: piensa en el rostro de alguien que está con vida y haya hecho o dicho algo que cambió para bien tu vida. Alguien a quien nunca le hayas dado las gracias como merecía. Escribile una carta de gratitud a esa persona de no menos de 300 palabras. Siendo específico en lo que esa persona hizo por vos y cómo eso cambió tu vida. Una vez finalizada, la citas a un encuentro personal, sin decir el motivo específico y cuando se reúnan le lees la carta personalmente y se la entregas. Pedile que escuche hasta el final y luego pueden hablar acerca del contenido de la carta y de los sentimientos mutuos.

Resignificar mediante el agradecimiento: elige un momento de tu vida con una antigüedad mayor a un año, en el cual te sentiste victima de una situación como consecuencia de la acción de otro. Registrala por escrito cuál fue la situación y cómo lo experimentaste. Ahora analizala desde tu presente y pregúntate en qué aspectos te has visto beneficiado. Agradecela!

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El miedo como potenciador

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